Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

domingo, 7 de diciembre de 2014

Iglesia de San Pedro Apóstol, -II.

El acceso al templo se realiza por la portada de la Epístola. Al entrar vemos que está distribuido en tres naves, separadas por arcos apuntados sobre pilares rectangulares y cabecera poligonal de dos tramos. 
Vista general desde los pies del templo.
Vista de la cabecera de la nave de la Epístola desde la nave contraria.
Aquí vemos la cabecera de la nave del Evangelio.
El presbiterio está cubierto por bóveda de piedra con nervaduras que se sustentan sobre pequeñas columnas adosadas a la pared, en tanto que la zona dedicada a los fieles tiene cubiertas de madera: un magnífico artesonado mudéjar con tirantes la nave central y de colgadizo las laterales.
Artesonado mudéjar de la nave central.
Vista de la nave de la Epístola desde la puerta de entrada.
Cabecera de la nave de la Epístola.
Recorremos la iglesia en el sentido contrario a las agujas del reloj, comenzando desde los pies del lado de la Epístola. A los pies de la nave central se encuentra el cajón de la puerta de entrada principal (calle Santa Ángela), exquisitamente tallado, con el órgano en la parte superior.
Cajón de la entrada principal y órgano.
En el muro de los pies de la nave vemos un retablo restaurado en el siglo XIX a partir de tablas pintadas al óleo del siglo XVI, cuyo tema central es la Crucifixión de Cristo. Lo rodean escenas de la Magdalena, San José con el Niño, Adán y Eva y La Visitación.
Retablo de la Crucifixión. Cabecera del lado de la Epístola.
Pinturas que componen en retablo de la Crucifixión.
Ático del retablo.
A su derecha, entre este retablo y el cajón de entrada de la puerta principal, sobre una ménsula de madera dorada adosada a la pilastra, se nos muestra una imagen de la Virgen de Fátima, anteriormente situada en la Capilla Sacramental.

La primera capilla del muro de la Epístola es la de la Hermandad de los Sacerdotes de San Pedro ad Vincula, presidida por el lienzo de La Liberación de San Pedro por un Ángel, realizado por Juan de Roelas en 1.612, en un retablo de Juan de Astorga. El pintor gozó de gran fama en Sevilla durante el primer tercio del siglo XVII suponiendo, además, una evolución del manierismo (basado en el dibujo y los colores fríos) hacia el naturalismo y los colores cálidos típicos de la Venecia de la época. Son obras suyas El tránsito de San Isidoro (iglesia de San Isidoro), El Martirio de San Andrés (Sala V del Museo de Bellas Artes) y La Visión de San Bernardo (Palacio Arzobispal).
Capilla de la Hermandad de los Sacerdotes de San Pedro ad Vincula.
Altar de la capilla.
San Pedro liberado por un ángel. Juan de Roelas, 1.612.
La hermandad fue fundada el año 1.571 por el racionero catedralicio Andrés Segura, con la misión de ocuparse de los sacerdotes viejos y enfermos, así como de sepultarlos. Inicialmente radicada en el convento de La Paz, apenas doce años después se trasladó a esta iglesia de San Pedro, donde adquirió capilla propia, la más grande del templo. Señalemos también que fue pionera en la ciudad en la defensa del dogma de la Concepción Inmaculada de María. 
Pequeño Crucificado junto al muro derecho de la capilla.
En las paredes de esta capilla cuelgan varios óleos de los siglos XVII y XVIII en los que se representan escenas de la vida de San Pedro. También vemos, ante el muro derecho de la capilla, un Crucificado anónimo del XVIII, de pequeño tamaño, bajo el cual, en el interior de un arca de madera dorada, se conservan unas cadenas en las que se fundieron limaduras procedentes de las cadenas originales de Pedro, conservadas en la iglesia de San Pedro ad Víncula, de Roma. 
Réplica de las cadenas originales guardadas en la iglesia de San Pedro ad Víncula de Roma (Fotografía cortesía ABC de Sevilla).
A continuación hay una preciosa puerta, de estilo mudéjar, enmarcada con azulejos, que seguramente (por su posición) sea el acceso a la torre. Sobre ella, en el muro de la nave, encontramos tres lienzos pintados en 1.824 por Gutiérrez de la Vega, que representan La oración en el huerto, Cristo con la samaritana y La curación del paralítico, amén de un San Cristóbal y una Virgen de Guadalupe, ambos de épocas y autores desconocidos.
Puerta mudéjar (¿quizá el acceso al campanario?).
Pinturas en el muro de la Epístola.
Le sigue la Capilla de San José, ocupada por un retablo presidido por la imagen del titular con el Niño Jesús, realizado por Juan de Astorga en el siglo XIX, acompañado de los padres de la Virgen, San Joaquín y Santa Ana. Algunos estudiosos, sin embargo, opinan que la talla del Patriarca tiene, al menos, dos siglos más de antigüedad.
Capilla de San José.
San José con el Niño Jesús.
San Joaquín.
Santa Ana.
Pasamos ante la puerta por la que hemos entrado al templo y llegamos a la última capilla del muro de la Epístola, que contiene el Retablo de las Ánimas del Purgatorio. En el banco presenta cuatro pequeñas pinturas realizadas por Francisco de Herrera entre 1.617 y 1.620. Estaba presidido por un retablo pictórico de Herrera, el Viejo o Alonso Cano (no se sabe con certeza) que desapareció, siendo sustituido por el actual de Domingo Martínez en el siglo XVIII.
Capilla de las Ánimas del Purgatorio.
Ánimas del Purgatorio. Domingo Martínez, siglo XVIII.
Llegamos ahora a la más interesante de las capillas del templo, la Capilla Sacramental. De arquitectura mudéjar, data de 1.379. Es de planta cuadrada con bóveda decorada con lacerías. El retablo de azulejos y ladrillos, moderno pero imitando el estilo mudéjar, es poco común en nuestra ciudad. Dispone de una hornacina de arco polilobulado, apoyado en cuatro columnitas y enmarcada por alfiz. Está presidido por Nuestro Padre Jesús de la Salud, obra de 1.636 de Felipe de Ribas, flanqueado por San Sebastián y San Roque, atribuidos a Duque Cornejo. 
Capilla Sacramental.
Nuestro Padre Jesús de la Salud (Felipe de Ribas, 1.636) preside el retablo de ladrillo y cerámica.
San Sebastián. Atribuido a Duque Cornejo.
San Roque, también atribuido a Duque Cornejo.
Una preciosa bóveda mudéjar decorada con lacerías de ladrillo cubre esta capilla.
Uno de los dos ángeles lampareros que decoran la capilla, fechado en el XVIII.
En los muros, pinturas de la Santa Faz, de Zurbarán, La Negación de San Pedro, de la primera mitad del XVII y una Alegoría Eurcarística, de finales del mismo siglo y obra de Lucas Valdés, una Inmaculada y un retrato de San Fernando, entre otros.
Muro izquierdo de la Capilla Sacramental.
Muro derecho de la Capilla Sacramental.
Entre la Capilla Sacramental y la Capilla Mayor hay un altar neogótico, fechado a finales del siglo XVIII o principios del XIX, compuesto por cinco tablas pintadas por Rafael de Blas Rodríguez, recién restauradas,  que rodean una talla de San Antonio de Padua, y que representan a San Hermenegildo, San Fernando, San Leandro y San Isidoro, con Santa Teresa de Jesús coronando el altar.
Retablo de Antonio de Padua.
San Antonio de Padua.
Púlpito.

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